Quiero que hagamos planes, que deshagamos los antiguos. ¿Tienes algo que hacer en los próximos 100 años? Porque te voy a llevar la agenda. Los días impares te los dejo libres, para que te dé tiempo a echarme de menos y yo no pueda echarte de más. Los domingos cenaremos a las 11 de la mañana y dedicaremos el día a inventar nuevas formas de querernos, que la de querernos eternos ya la tengo muy gastada. Me harás alunizar a la hora de la siesta, te haré despertar a las 9 de la noche. Únicamente para abrazarte muy fuerte. Siempre pensé que quien se quiere los domingos es para siempre. ¿Te apetece? Porque no te preocupes que a esta vida invito yo.
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