Soy tuyo.

sábado, 19 de enero de 2013

Son sólo tres palabras: Échame de menos.

Ya ni siquiera esperaba esperar que alguien me esperara. Pero yo... te esperaba a ti. Esperaba por lo menos una sonrisa al despertar. Porque al despertar lo único que necesitaba era tu luz. Y al Sol que le jodan. Esperaba que fueras el lugar donde no me caería. Y usar tu clavícula como punto de apoyo. Pero... 'para siempre' no dura tanto como me esperaba. Y las promesas no son tan fuertes como parecen. Nada es lo que parece. Esperaba que fueras mi punto de partida. Y el punto final de mi historia. Esperar. Esperar. Y esperar. Y, al final, nada llega. Nadie llega para salvarte, para darle un giro de ciento ochenta grados a tu vida. Esperar para que nadie te espere. Esperarte. Esperarnos. Y acabar esperándome. Y acabar pensándote, porque es la única forma de tenerte. Ni yo me llegaba a imaginar que tendría los cojones a decirte que no, que ya basta. A escribir una de esas cartas de despedida, que tienen de todo menos despedidas, pero que tienen sobre todo, finales con puntos suspensivos. Espero que entendieras mis 'hasta luego' porque ni yo sé si volveré. Y espero que entiendas mis últimas palabras, las que te tienes que grabar en tus jodidas pupilas por las que mataría.

Acuérdate. Tres palabras.


ÉCHAME DE MENOS.

viernes, 18 de enero de 2013

Que te odien, que ya estoy yo para quererte.


Y una vez más, aquí estoy, echándote de menos. Como el primer día o más, con este vacío en el pecho y este nudo en el estómago desde que me dijiste ‘ adiós. ‘ Quizás tengas razón, y todo ocurra por una razón. Quizás el destino quisiera separarnos  para luego volvernos a juntar. Para darnos cuenta que no podemos estar el uno sin el otro. Para echarte y echarnos de menos. Me gustaría decir al tiempo que no me equivocaba, que tú sí eras la chica de mi vida. Esa con la que compartiría casa y vida, con la que me reparta las tareas del hogar, con la que salir a cenar un Viernes por la tarde y con la que pasar abrazado cualquier tarde del Domingo. A la que despertar con un ' buenos días, dormilona ', a la que poder desayunar a besos cada mañana. A la que abrazar cuando tenga frío, a la que hacer sonreír cuando esté mal con cualquier tontería de las mías, a la que dar un masaje después de venir de trabajar. A la que besar bajo la lluvia. A la que llame ' mi chica ' y poder presumir de ella. A la que sorprender cada día con cualquier detalle por muy pequeño que sea. A la que follar y no fallar. A la que hacer feliz. Sí, después de todo, si tuviera que estar con alguien, seguirías siendo tú. Puede que no fueras la primera, pero... ¿por qué no ser la última? La de verdad. La adecuada. Los recuerdos se me clavan en el pecho como astillas y tu imagen está presente cada día. Te echo de menos y cada noche sin hablar contigo hasta quedarme dormido se hace insoportable. ¿Sigo siendo yo el nombre que tienes en cada hoja trasera del cuaderno?, ¿sigo siendo yo ese idiota que te hace sonreír?, ¿sigo siendo yo al que quieres como nadie?, ¿sigo siendo yo tu último pensamiento antes de dormir?, y sobretodo... ¿sigo siendo yo el chico de tu vida? La cuestión de todo esto es que te perdí, me perdiste y nos perdimos. ¿Pero quién dice que no podamos encontrarnos? Y es que cada vez que me preguntan por ti, siempre les doy la misma respuesta: ' es lo mejor que me ha pasado en la vida. ' Yo quiero ser ese chico que conquiste a tu madre y con el que ver cualquier partido de fútbol con tu padre. Que estén contentos conmigo. Sigo queriendo demostrarte día a día que a esto de quererte no me gana nadie. Y que te odien, que ya estoy yo para quererte. Quiero que seas tú esa chica que se ponga celosa de las demás, y yo quiero ser ese chico que haga caer a los demás. Porque, ¿sabes? Tú y yo estamos hechos el uno para el otro, y nacimos para hacer historia juntos, aunque nadie fuera a estudiarnos. Me gustaría saber si me recuerdas, sino me olvidas. Que tú eres ese clavo que ni con uno ni con doscientos conseguiré sacar. Te tengo muy adentro, tanto que ni el tiempo podrá sacarte ni con los años ni con los daños. Y créeme que cuando te decía que te quería lo decía de verdad. Que contigo he llegado a tener mil sonrisas por día y millones por noche. Sigo queriendo ser el chico que te cuide cada vez que estés enferma y no quieras ver a nadie porque pensarás que estás horrible, pero ya estaré yo ahí para llevarte la contraria, para repetirte si hace falta mil y una veces que estás preciosa. Así que, te propongo algo. ¿Tienes planes para los próximos 100 años? Te propongo una vida juntos. Así que, pequeña. Si buscas compañero de vida, aquí tienes a uno que hasta daría la suya por ti. ¿Qué te parece, te apuntas? No te preocupes, que a esta vida, invito yo.  


Firmado: El chico de tu vida. Sólo si tú quieres.