Soy tuyo.

lunes, 27 de mayo de 2013

Sólo quiero decirle al mundo entero que tú eres mi chica.



Qué quedará de nosotros, de ti y de mí, cuando dejemos de intentarnos, cuando el orgullo gane el pulso y cuando le abramos la puerta al insomnio por las noches, de madrugada, y ya nada importe demasiado. Qué quedará cuando, en nuestros cuartos, tumbados en la cama, parezcamos dos cadáveres, tan fríos y con esa triste sonrisa en la mirada que deja la distancia cuando mata. Qué quedará, yo no lo sé, no me preguntes; no me mires, voy a llorar, a correr tan fuerte y a huir tan rápido que quizá me rompa ahora mismo. Demasiadas ganas, cariño, demasiadas ganas me han caducado mientras te esperaba sentadito en todas mis indecisiones. Y no he podido hacer mucho. No pude aprender a olvidar antes de que comenzases a doler. Y nunca supe cerrar los ojos hasta desaparecer. Ha sido un poco como llegar demasiado tarde, pero ya me voy acostumbrando. Y de nuevo la única forma que tengo de gritar es escribiendo, ahogándome en palabras que nunca te dije, que siempre estuvieron ahí, calladas, quemándome la garganta y dejando cicatriz. Algunos "Te quiero" y "Te echo de menos", otros "Ojalá estuvieses aquí" y un tímido "Vuelve pronto". Pero no. Pero no, ni tú ni yo, ni querernos ya, ni tú volver ni yo perseguirte. Ahora ya pasar página, sin querer, sin poder, con ese brillo en los ojos de que voy a llorar en cuanto deje de engañarme, que no soy tan fuerte. Y es que a mí, y eso ya lo sabes, siempre me han dado miedo los finales, quizá porque son inevitables. Pero, es que, ¿sabes?

Que no quiero que vuelvas, lo que yo quiero es que no te vayas nunca. Que no quiero finales felices, ni poemas bonitos, ni domingos de mantita y peli, ni París; yo lo que quiero es que estés. Eso es todo. Que estés y me mires, cuando me derrumbe por dentro, y que me cojas de la mano muy fuerte cuando empiece a romperme, y que me digas que no, que no merece la pena, cuando ponga los ojos en blanco y me entren ganas de llorar. Quiero que me abraces el insomnio por las noches, que me entiendas los silencios y que cantemos alguna canción de Ambkor en la ducha. Que me pases el humo, que me beses sin motivos, que me improvises sonrisas y quiero no tenerle miedo a los lunes a tu lado. A tu lado, todo, sino nada. A tu lado sonriendo o llorando, qué más da, hace tiempo que me maravilla la belleza de lo triste. Hace tiempo que planifico un futuro contigo, como si fuese la salida de emergencia de mi vida. Y es que creo que sigues sin entender que yo me reduzco a un montón de ojalás que se parecen mucho a tu forma de hacerme sonreír. Nadie va a entender mejor que tú esta tonta necesidad de cerrar los ojos y que, al abrirlos, sigas ahí, a mi lado, sin que te asusten ni mis cicatrices ni mis ganas asfixiantes de escapar. Que sigas ahí ayer, hoy y mañana. Y hasta que se nos sequen las ganas y nos preguntemos qué hora es nada más levantarnos, mareados ya de girar con el mundo. No sé, me ahogo un poquito al no poder expresarlo mejor. Al comprobar que las palabras, a veces, no están dispuestas a hablar de esto: de lo de dentro. Así que, cariño, cierra los ojos con fuerza. Lo haces muy bien. Sí, muy bien...

domingo, 26 de mayo de 2013

Otra putada más.

Parezco gilipollas cada vez que alguien me pregunta que qué tal estoy y respondo siempre lo mismo, un simple " bien " con la cabeza cabizbaja y los ojos llorosos. Y es que no aguanto más así, no aguanto más negando a todo el mundo que aún te quiero cuando por dentro me estoy muriendo. Estoy cansado de vaciar el vaso pero que eso siga sin llenarme a mí, porque, ¿sabes? Nada va bien, y te juro que he intentado cambiarlo, pero me resulta tan imposible... Es como si nada funcionase sin ti, ¿curioso verdad? No sabes lo que duele que alguien te pregunte, ¿no lo has superado, verdad? Se te ve en las ojeras y tener que negarlo, porque ya sabes que nunca he sido de mostrar mis sentimientos. Y es que, aunque parezca que todo va bien, que ya nada me afecta, te echo de menos, tanto que me duele. Y dudo que el de la izquierda aguante muchos más golpes. Solían preguntarme que por qué me costaba tanto olvidarme de ti, y la respuesta solía ser siempre la misma: ' Siempre estuvimos hechos el uno para el otro, joder. ' Y es que, sinceramente, no soporto que otro hijo de puta te tenga loca. Que el plan era perdernos juntos, no perderte a ti... Y cuando me dicen: " Tío, olvídala, te está haciendo mal. " Les miro, y les digo: " No quiero olvidarla, sino recuperarla. " Pero qué van a saber esos gilipollas del amor, y qué van a saber de mí. Cuando paseo por la calle y veo a esas parejas felices me pongo a pensar: " Joder, yo podría estar así con ella ahora mismo. " Y es que no tengo cojones a decirte: " Eh tonta, que te echo de menos. Volvamos a ser los dos tontos de antes que se querían como nadie. " Pero para qué, si tú estás con tu vida, sin mí, y yo con la mía, que es una mierda sin ti, por cierto. Sólo me queda el tequila del malo, las lágrimas hasta las tantas, unas ojeras que ya me llegan al suelo y esta puta necesidad de ti que no me la quita ni Dios. Y por si se le olvida a ese hijo de puta, dile que aún le queda para que te quiera tanto como lo hice yo. (Y lo sigo haciendo).



sábado, 18 de mayo de 2013

Antes muerto que tenerte que ver con otro en frente.

Hola preciosa, ¿todo bien?

Creo que llegó el momento de escribirte por última vez, de dejar de romperme el alma escribiendo y dejar de autodestruirme pensando en lo jodidamente perfectos que éramos. Sé que ni me lees, y que tampoco hay posibilidades de que me leas, sé que estás con otro chico y que seguramente serás feliz con él, y por una parte, me alegro, porque ¿sabes? Ya te dije que eras la chica que todo tío querría tener en su vida, la tía por la que cualquiera mataría por tus jodidas pupilas. Pero por la otra parte, no me alegro, y seguramente odie a ese tío, sin conocerle, por hacerte feliz él y no yo, no sé, me va todo tan mal, ¿sabes? Mis amigos me han dicho que no puedo seguir así, que la vida pasa y las personas se van, pero el problema es que yo no quería que te fueras de la mía, quería que te quedaras siempre, y sí, está lo típico de que siempre no existe, pero me hubiera gustado ser la excepción. Éramos la envidia de todos, eh, y aquí estamos, tú por tu lado y yo por el mío, puto destino. Me hubiera gustado no haberla cagado de esa manera, y que tú no me hubieras dicho esas palabras que me hundieron. Me hubiera gustado acabar juntos, acompañarte a casa a las tantas de la mañana, pasar los Domingos juntos, poder hacerte reír cuando estuvieras mal como antes... Sé que nunca te lo dije, y que probablemente no lo leas y nunca lo sepas, pero ¿sabes? Yo antes de conocerte estaba muy mal, ya sabes, el tema de mi padre, de mi ex, ella me jodió mucho y había perdido las ganas de enamorarme. Y es que la vida es una puta mierda, pero lo bonito es encontrar a alguien con quien que enfrentarte a eso. Y aparecistes tú, así de repente, y no pensé que llegarías a ser tan importante en mi vida. No llegué a pensar que cuando te decía ' al final te enamoras de mí ' acabaría siendo al revés, porque ¿sabes? me cambiaste, a mejor, yo antes era un chico solitario, no me gustaba estar con gente por miedo a que me hicieran daño como otras tantas veces, no quería que alguien se volviera imprescindible en mi vida para luego largarse y quedarme jodido... Incluso creo que... qué coño, sé que me llegué a enamorar de ti, nunca te lo dije quizás porque sé que un tío como yo no se merece a una tía como tú, aunque eres mi alma gemela, no me gusta decirlo en pasado porque pienso que sólo hay una en todo el mundo. Hubiéramos llegado a ser increíbles, estoy seguro. No sé qué me hiciste que me cambiaste, tenía ganas de sonreír, joder. Eres diferente a las demás chicas con las que he estado. Y es que por más que intente superarlo, por más que intente fijarme en otras chicas, estás tú en todas ellas, yo no sé si será verdad esto de que el tiempo lo cura todo, pero en mí no está haciendo ningún efecto, me gustaría coger el móvil y enviarte un Whatsapp preguntando qué es de tu vida, que de la mía sin ti no mucho, y preguntarte qué tal el día, como antes. Tener insomnio de hablar contigo hasta las tantas y no de llorar... La verdad que no creo que aguante mucho tiempo así, mis amigos me han dicho que lo mejor es que desconecte de todo, de Whatsapp, Tuenti y demás redes sociales, que será lo mejor, y que me centre en el baloncesto, ¿sabes? Hay varios equipos interesados en mí, y en parte me alegro, es algo que me ayuda a desconectar del mundo, hasta incluso hay días que me voy a las cinco de la mañana a jugar, no sé, me ayuda a no pensar en nada durante unas horas. Igual que escribir, sé que no me leerás, pero es una forma de desahogarme, me gustaría coger la chaqueta y escaparme a verte y gritarte las veces que hicieran falta que te quiero, los putos 365 días del año, con tus errores y tus virtudes. Pero me tendré que conformarme con gritarlo en el parque de siempre, solo y a la nada, con suerte un día de estos me oirás, quién sabe, yo no lo sé, bueno, sí sé que la cagué, pero todo el mundo comete errores, ¿no? Los dos la cagamos, y acabamos demasiado mal. Seguramente hayas pasado página, un chico como yo es fácil de olvidar. Pero quiero que sepas que cuando más sola te encuentres, que pienses, o que lo intentes, pensar un poco en mí, ¿te acuerdas de lo de: ' Que te odien, que ya estoy yo para quererte '. Pues sí, aunque todo el mundo esté en tu contra, yo voy a seguir ahí. Joder, te echo de menos. Que ya sólo sonrio si dijeras que me quieres... También estoy esforzándome bastante en conseguir una media alta, con suerte el año que viene me podré ir al extranjero, y si sale bien, en unos años vivir en Australia, quién sabe, a lo mejor nos encontramos, tú con tu vida y yo con la mía, nos podremos tomar un café juntos y contarnos millones de cosas, ponernos a recordar y espero que en ese momento ya no duela, porque ahora es ponerme a recordar y hundirme. Hasta la más mínima tontería me sigue recordándome a ti, suelo decir que lo he superado, pero es llegar a casa y ponerme a pensar. Y espero que realmente te vaya todo genial, que te lo mereces, que eres mi mierda feliz, mi alma gemela, la chica de mi vida y punto. Quién lo dude que le jodan. Creo que llegó el momento de despedirme, cuídate mucho no, muchísimo. Te quiero, mongola. Borrón y cuenta nueva, prometo ser mejor de lo que era.

                                 
                                  Con muchísimo amor: el mongólico que te perdió y te va a querer siempre.

   PD: Acuérdate de mí cuando cenes gambas con ese cabrón, anda. Para este soldado fuiste su mejor conquista.





miércoles, 15 de mayo de 2013

Para la chica de mi vida.

Bueno... ¿cómo empezar? Probablemente nunca leas esto, de hecho, no hay posibilidad de que te llegue. Probablemente estoy escribiendo esto para mí mismo. Supongo que debería decir todas estas cosas especialmente ahora, pero escribir me ayuda. Por fin creo que lo estoy superando, creo que ahora estoy finalizando el proceso. Por fin me di cuenta de que no vas a volver nunca. Creo que ya superé la fase de ponerme a recordar y empezar a llorar. ¿Sabes qué?, estoy bien. Incluso estoy viendo a una chica, todos siguen diciéndome que es un paso positivo, para superarte y eso. Y no me malinterpretes, es una buena chica pero es distinta. La gente me dice siempre '' vas a encontrar a alguien más, hay muchos peces en el mar. '' Pero me siento como un pez en una pecera. ¿Alguna vez te hablaron de la teoría '' multi-verse ''? Se dice que hay una cantidad infinita de universos paralelos al nuestro que contienen todas las posibilidades de cada circunstancia. Me deja pensando, ¿sabes? Quiere decir que en algún lugar hay un mundo donde aquel día no se jodió todo. No la cagué con esas cosas y tú no me dijistes esas cosas que me hundieron. Y no acabamos sin hablarnos. U otro mundo donde todo salió bien, y todavía estamos juntos. Y somos felices y hacemos cosas juntos. Hoy en día, estás bastante lejos, con tu nueva vida y tu nuevo chico. Me pregunto si te acordarás de mí, me gustaría que me hablaras. Que me dieras alguna señal de que sí que te acuerdas. Porque, ¿sabes qué? No lo estoy pasando nada bien, la verdad que la vida es una mierda, y mira escribí todo esto sin mencionar la palabra esencial, pero mirando de forma realista y objetiva, diría que todavía te quiero, y creo que nunca voy a dejar de quererte. Espero que tu nuevo chico te trate bien, como te mereces, porque te echo de menos, más que nunca. No paro de escuchar Let her go, la canción que apenas unas horas te dediqué y no paro de llorar, puta frase: Sólo sabes que la quieres cuando la has perdido, y la dejaste ir. Creo que dejaré de escribirte, no es bonito eso de romperte, que no te lean y no dejar de llorar, cuídate, muchísimo, como si lo hiciera yo.



                                   Con amor, el chico de tu vida.



Me dueles mucho.

Esto del amor me viene grande. Después de tanto tiempo, cuando creía haberlo conocido, resulta que se comporta como un completo desconocido. No quisiera dramatizar. Pienso que el amor es siempre igual, aunque nunca de la misma forma. ¿Será por eso que podemos enamorarnos muchas veces?


Te quiero mucho, hace tiempo que quería decírtelo. Me siento un poco cobarde al escribirte mis sentimientos. Pensarás que la mejor forma de comunicar algo tan profundo es hablando, compartiendo con palabras lo que sentimos... bueno, lo que siento. Comprobarás que aún siguen vivas algunas de mis esperanzas.


Si he decidido escribirnos en estas letras es, en parte, porque me expreso mejor cuando escribo. Además, no quisiera caer en la mentira de las palabras. Las palabras me hacen decir cosas que no siento. La voz es mi mejor maquillaje. Cuando escribo no sé mentir tan bien, es uno de mis defectos. Las letras me desnudan.


¿Por qué siempre me enamoro de la persona equivocada? es una buena pregunta. Y, dados a hacernos preguntas: ¿Qué es el amor? A mi nunca me han querido. No, al menos, como quisiera que me hubiesen querido. Es un poco triste pero es la única verdad que me queda. ¿Qué es el amor? me gustaría saberlo. Últimamente me siento derrotado. Tengo miedo. ¿Y si me quedo solo? Puede que la soledad sea la única salida que me quede.


Y, volviendo a lo que siento por ti, sólo quisiera decir que no sé qué me ha pasado. Parece que no me canso de que me rompan el corazón. Soy más fuerte de lo que pensaba, o quizá más orgulloso de lo que creía. Quizá soy masoquista. ¿Quién sabe? ¡a lo mejor soy un completo estúpido! Ojalá. Ojalá fuese un completo estúpido y estuviese viendo el vaso medio vacío. Ojalá estuviese mirando la vida desde la perspectiva pesimista. Pero ¿qué pasa si no hay más perspectivas?, ¿qué pasa si vivo en un presente infinito? Ojalá las cosas cambien pronto, pero siempre he creído que "Ojalá" es un perchero muy débil donde colgar toda una vida.


No sé qué escribirte más. No sé cómo promocionar este fracaso. Se me acaban las esperanzas que un día me decían que todo era posible. Maldita esperanza y su manía de abandonarme cuando ya se han ido todos. También se me acaban las insistencias por alcanzarte, estés donde estés. Estés donde estés, ya no importa, ya no vamos a cruzarnos. Tengo la sensación de que me vacío de algo que nunca he tenido, quizá de una vieja promesa que me hice a mi mismo. Yo quise amar y no he querido.


¿Sabes qué creo? que leer todo esto te va a hacer feliz. ¿Te sorprende mi excesiva atención hacia tu persona?, ¿te regodeas, como si de una victoria se tratase, al comprobar lo que siento por ti?, lo hondo que has conseguido calar en mí sin ni siquiera habértelo propuesto. Si de alguna forma, leyendo esto, has sentido compasión por mí, te pido por favor que no la tengas. No me regales tu compasión, porque la compasión es el peor entendimiento que puedes ofrecerle a mis sentimientos. Estoy seguro de que las personas disfrutan siendo cicatriz en la piel de otros, tú no eres diferente.


Me dueles mucho, hace tiempo que quería decírtelo. Pero en el dolor que me has causado no está tu victoria, sino en el recuerdo que has marcado en mi memoria. Que me duelas no me sorprende, a mi el amor siempre me ha dolido.






A tu indiferencia.

Buenos tiempos.



Eran buenos tiempos aquellos en los que ni tú ni yo éramos nosotros, pero en los que aspirábamos a serlo todo. ¿Recuerdas? Podíamos serlo todo. Todo. Y, míranos ahora, nos hemos convertido en nada. Nada. Qué palabra tan profunda. Tan nuestra.



Ha llovido algún tiempo desde entonces. Han pasado muchos insomnios. Muchos sueños. Pero, desgraciadamente, hay heridas que cicatrizan y se quedan marcando la piel eternamente. Bueno, quizá no eternamente, pero sí hasta que hemos sufrido lo suficiente y ya no nos quedan fuerzas para seguir. Es entonces cuando olvidamos, definitivamente. Cuando pasamos página y quemamos el libro.

Pero yo aún releo las mismas líneas. No he sufrido lo suficiente. Aún no te odio lo necesario. Bueno, la verdad es que, más que odiarte, el problema es que no me odio lo necesario. No me odio por estar aquí, tan perdido. Por haber andando por los caminos equivocados; aquellos que me alejaban de mí y me acercaban a ti. Caminos que, al final, no me llevaron a ninguna parte. No me odio porque aún recuerdo cuando solíamos sonreír juntos. Eran buenos tiempos aquellos.

Y, no tengo mucho más que decir. Sigo esperando que pase algo en esta soledad. Esperar a sufrir lo suficiente o a que te decidas a regresar. Yo no me muevo, sigo tan quieto como siempre. Parece que va a llover, pero no importa, ya estoy acostumbrado a mojarme por dentro con todas aquellas lágrimas que no puedo exteriorizar. Me he convertido en un flan demasiado fuerte.

A menudo tengo que cerrar los ojos porque todo me supera. El mundo va tan rápido y me siento tan incomprendido…

sábado, 11 de mayo de 2013

Recordando(te)

Solía decirte lo mucho que te quería cuando iba borracho, sino no me atrevía. Solía pensar que la vacuna contra el orgullo era el alcohol. Solía. Nuestra historia está llena de muchas cosas que ya no hago; que ya no hacemos. No hacemos porque ya no somos. La verdad es que hacemos un bonito pasado. Somos una digna cicatriz para enmarcar en la sala de estar del paso del tiempo.


Admitiré que las cosas no salieron bien entre nosotros. Aunque, puedo jurarte, lo intenté con todas mis fuerzas. Bueno, sino con todas mis fuerzas, con todas mis ganas. Y, la verdad, no sé dónde se jodió la cosa. Dónde no fue suficiente todo lo que intentamos para sobrevivir al olvido. Supongo que no estábamos hechos el uno para el otro. Supongo que sólo servíamos para ser un desviación en la autopista de la vida. Ay, cariño, si supieras lo mucho que deseaba que fueras esa persona a la que llevaba buscando tanto tiempo. Esa persona a la que he seguido buscando después de que te fueras, de que me fuera, de que nos fuéramos todos. Y es que últimamente no me ha ido muy bien en el amor. La verdad, no me ha ido muy bien en casi nada. Ya sabes que tengo cierta tendencia a las desgracias. Y, nada, solamente pasaba por aquí y me apetecía recordar viejas malas costumbres. Malas manías. Viejos insomnios estrechamente relacionados con largas conversaciones por WhatsApp. Fíjate, hemos sobrevivido a muchas cosas. ¿Tú todo bien?
Hola, preciosa, ¿todo bien?


Yo como siempre, ya sabes, mal. Intentando sonreír sin poder pasar del aprobado. Siento no haberte escrito en todo este tiempo, pero es que estaba enfadado contigo. Enfadado porque lo nuestro no hubiese salido como yo quería, porque ya sabes que nunca quise que dejáramos de hablar, aunque supongo que era lo más conveniente, estábamos empezando a hacernos demasiado daño. Pero ya estoy mejor, en ese sentido, en el nuestro, y supongo que he de madurar y aceptar que no siempre, en la vida, vamos a tener lo que queremos. Y hoy te digo adiós, sin reproches, y espero que seas feliz, y que de lo nuestro sólo recuerdes las cosas buenas, que también las hubo. O, al menos, eso me gusta pensar.


Como sé que no vas a volver después de esto, creo que te informaré por aquí de que pronto voy a tomarme unas vacaciones. Ya sabes, adiós a Twitter, Tuenti, WhatsApp y todas las demás redes sociales que me ataban al mundo. Tengo ganas de irme muy lejos, pero por ahora me conformaré con que se vayan todos, un tiempo, no es un adiós para siempre.


Y necesito irme porque hace años que no me siento bien, que me falta algo que no sé qué es, ni dónde encontrarlo. Es desesperante. Y creo que si no lo he encontrado aquí, es porque estoy buscando en el lugar equivocado, así que, sencillamente, me voy.


Echaré de menos todo esto, sin duda, ya me había acostumbrado a conocer cada esquina de mi soledad, de mi angustia, de la necesidad que tenía de que me hablases, y hacerme saber que tú sentías algo por mí, aún sin saber muy bien qué era. Echaré de menos todas esas sensaciones, tan conocidas y odiadas, por otra parte.


Va a ser un poco difícil sobrevivir los primeros días, ya he pasado por esto. Querré volver a la comodidad de lo conocido, porque lo desconocido puede hacer bastante daño. Querré volver a la seguridad de aquellos caminos por los que ya he andando, pero, joder, la vida me ha enseñado en incontables ocasiones que a veces hay que tener el valor de pasar página, y esta es una de esas ocasiones.


Aún no sé exactamente cuándo saldrá el tren, tengo un horario bastante flexible en ese sentido. Supongo que me iré cuando considere que estoy preparado para reformar mi vida. Antes tengo que recoger todos los trastos que no quiero que se ensucien. Hacer copia de seguridad de todos aquellos recuerdos que no quiero que se olviden.


El tiempo está pasando tan rápido, cariño... A veces no puedo controlarlo y me dejo llevar, y es como si estuviese en el ojo de algún huracán que se divierte arrastrando los esquemas de mi vida a su antojo. Y un día, cuando las cosas se han calmado, te sientes como un completo desconocido. Es una sensación bastante extraña que no quiero volver a sentir.


Y, bueno, nada más, empieza a hacer frío y ya sé que no va a venir nadie a quitármelo, así que voy a acurrucarme junto a alguna estufa, puede que termine enamorándome de ella, por eso de que el roce hace el cariño. JAJAJAJAJAJA. No, ahora en serio, te echaré de menos.




Cuídate mucho, mucho, mucho.

Olvidemos todo el daño que nos hemos hecho por no estar juntos, total, te quiero como si no hubieses dolido nunca.



Hola, preciosa, ¿todo bien?


Hoy como siempre me he acordado de ti. Creo que aún sigo esperando que aparezcas de repente y me des un abrazo, y me hagas entrar en calor, y que luego me digas al oído, muy bajito, cosas que sólo a ti y a mí nos importan. Pero algo me dice que no vas a aparecer, y que, otra vez, voy a quedarme con las ganas de que seamos algo juntos, como no hace mucho tiempos éramos. ¿Recuerdas? No, mejor no recuerdes, yo lo hago y duele bastante.


La verdad, si me preguntas, no sé muy bien qué hago aquí, dedicándote estas palabras que no vas a venir a leer. Y, de leerlas, que no vas a responder. Me gusta suponer que estoy a punto de olvidarte, y que pronto nos vamos a ir todos y que mañana nada de esto tendrá sentido. Pero sigue siendo una suposición, y ya sabes que las mías raramente se cumplen.


Por cierto, ya me he enterado de que estás siendo feliz con otro y, por una parte, me alegro; pero luego hay una parte que no se alegra demasiado. Hablo de esa parte a la que le hubiese gustado que ese con quien estás siendo feliz hubiese sido yo. Ya sabes que siempre quise que encontrases en mí todo lo que buscabas, pero no pudo ser, ¿qué vamos a hacerle? Supongo que estas cosas pasan.


Y, sí, vuelvo a llorar cuando nadie mira. Vuelvo a desconocerme en el reflejo de los espejos. Vuelvo a la mala costumbre de echarte de menos por las noches. Y también vuelvo a drogarme con el pasado: esa sustancia tóxica que siempre termina jodiéndolo todo. Al parecer, el día que enseñaron a pasar página no fui a clase. Y, hablando de pasar página, creo que ya lo único que ayudaría sería quemar el libro. ¿Tienes mechero?, espero que sí.

Si me rompo, no miréis. No es bonito.

Así se nos van las oportunidades, casi sin darnos cuenta, deslizándose entre los dedos, y es como intentar agarrar un puñado de humo. A veces es imposible esquivar los abismos de la vida, y por más que lo intentas no haces sino retrasar lo inevitable, pero al final las fuerzas ceden y, con ellas, cede todo. Y caes, rendido, saboteado por las putas circunstancias, que cada día se acuestan con alguien distinto.


Ahora estás tirado en el suelo, te sangra la nariz y te falta la respiración, y ves como tu vida pasa ante tus ojos, riéndose de ti. Es una sensación de abandono, y tienes ganas de no volver a tener ganas nunca, pero, en el fondo, sabes que, desgraciadamente, vas a volver a cometer los mismos errores que siempre cometes. Vas a volver a levantarte y, tarde o temprano, vas a volver a lanzarte al primer precipicio que encuentres. Es algo natural, a tu subconsciente le pone cachondo cometer errores.


Y, por un lado, me gustaría mandar a tomar por culo a todas esas pequeñas idiosincrasias que hacen que sea tan humano. También me gustaría decirte que te quiero y proponerte que escapásemos, los dos, solos, hacia algún sin destino de la vida. Hacia algún sin retorno del mundo. Ya sabes, atrevernos a vivir un poco. A tentar a la suerte, que últimamente nunca está de nuestro lado.


Pero nada de eso va a pasar, y no va a pasar porque somos demasiado humanos, demasiado temerosos de
que las cosas duelan y, por no intentarlo, mejor nos quedamos en el mismo camino de siempre, en el que ya
nos hemos acostumbrado a sobrevivir como animales. El mismo camino de siempre en el que ya nos hemos acostumbrado a soñar con imposibles, con cosas que le den un poco de sentido a esta vida de mierda, tan vacía. Esta vida que viene de fábrica con tantas imperfecciones. Voy a beber, ¿te vienes?

miércoles, 8 de mayo de 2013

Te quiero, joder.



- ¿Qué soy para ti? + Eres como poesía, música, ginebra de la cara, un atardecer 24 horas al día, Joaquín Sabina, ver llover desde casa, mantita y peli los domingos, mi canción favorita en la radio, la paella de mi madre, el verano, un solo de Mark Knopfler, los días de fiesta sin resaca, un cumpleaños que cae en viernes, las hamburguesas de 1€ de McDonald's, la lencería de Intimissimi, las medias sonrisas, las miradas perdidas en el vacío, las noches estrelladas, el cine de verano, los festivales de música junto a la playa, las historia de las abuelas, las segundas oportunidades, las Converse, Spotify Premium, los recuerdos de la infancia, guerra de globos, el sol después de una tormenta, las ganas, el amor correspondido, Ambkor, las curvas de Marilyn Monroe, París, la comida india, la comida china, comerte a besos, los silencios cómodos, Pulp Fiction, el olor de un libro nuevo, los besos bajo la lluvia, los besos sin lluvia, los besos a todas horas, los abrazos que curan, las personas que te entienden, las canciones que te encuentran, las noches de insomnio, las preguntas existenciales, el café por la mañana, tostadas con mermelada, los postres caseros, los derechos humanos, las películas que te emocionan, las sorpresas, los regalos de Navidad, Haagen-Dazs Strawberry Cheesecake, las barbacoas con los amigos, la cerveza muy fría, las fiestas del pueblo, el ajoaceite, los espaguetis a la carbonara, los coches antiguos, la cultura pop, lo vintage, el día que nos conocimos, los proyectos de futuro, las esperanzas que se cumplen, viajar, una pareja de ancianos cogidos de la mano, cantar en la bañera, llorar de la risa, el humor absurdo, los diálogos de Woody Allen, las cosquillas, los curasanes rellenos de chocolate, el mar, la sensación de estar enamorado de la persona adecuada, el sexo, los anuncios de perfumes, la música clásica. Eres un no sé cómo decirlo, un me dejas sin palabras, un lo quiero todo contigo, un sin ti no quiero nada.

Tengo un orgullo que alimentar,

Que no sé qué, pero que te quiero, sin saber muy bien por qué, ni cómo. Que voy a perderme en tu mirada, si me dejas, y que tengo ganas de invitarte a que escapemos juntos, algún día, cuando nadie mire ni a nadie le importe. Que me muero por saber cómo hueles, y a qué saben tus besos, y que si escalar tu cuerpo da tanto vértigo como parece. Que sonrías, anda, que es como que difuminas el mundo cuando lo haces y nada importa tanto, y los problemas se terminan durante un rato. Que me hagas volar, de nuevo, sin moverme del sitio. Corre, hazme soñar despierto, sólo tú sabes cómo hacerlo. Que quiero escribir la biografía más maravillosa del mundo a tu lado, y que me quites el miedo que tengo de que pase el tiempo sin que pase nada, que contigo ya es suficiente para todo, que satisfaces todos los deseos del mundo sólo estando. Pero no te digo nada de eso, ¡por favor!, tengo un orgullo que alimentar.

Billete.

Y veo la gente pasar, y parece que no vayan a ningún sitio, que estén tan perdidos como yo. A lo mejor ellos también se están buscando, sin saberlo, y ansían perder el tiempo junto a alguien, y luego jugar a encontrarlo, de la mano, que es la forma más bonita de andar por el mundo.


Y, si reflexiono un poco, quizá esa es la carencia crónica de mi vida, que siempre he estado bastante solo, y que nunca he andando por la calle con alguien, y que ese alguien le quitase sentido a todo lo demás. Supongo que debe de ser bonito, yo sólo puedo imaginarlo. Cerrar los ojos y sonreír para adentro, como soñar despierto, y hacer como que siento eso por alguien que no existe, pero que me lleva a crear aquella vieja esperanza de que las cosas, tarde o temprano, siempre llegan. Esa vieja esperanza de que en los andenes de la vida siempre termina pasando el tren correcto.


Así es normal que, cuando conozco a alguien que me incita a la locura, y al vértigo; supongo que es normal que lo de todo, como un desesperado por sentir eso que la gente suele llamar amor. Amor... si me sincero, creo que yo sólo he estado desenamorado. Y unas cuantas veces.


Pero siempre me viene ese miedo, de madruga, de no ser suficiente para nadie. Es como una desesperanza que te nace de dentro y te lleva a trasnochar mientras te comes las uñas; y la cabeza. Es como esa mirada a la distancia, hasta donde ya no ves nada, y quieres perderte allí un rato, porque todo lo que hay aquí... aquí no hay nada. Es como ese incesante "tic, tac, tic, tac" que te recuerda que el punto final se acerca sin que hayas escrito nada. Nada. Papel en blanco, tan triste, que te recuerda que no eres más de lo que eras hace años, cuando tampoco eras demasiado.

"Deme un billete, por favor, sólo ida", dije, tan decidido a no mirar hacia atrás. "¿Para qué destino, por favor?", preguntó el vendedor, expectante. Y supongo que sonreí sin querer, como aquel que lleva perdido mucho tiempo y, por fin, sabe hacia donde va a dirigirse. "Un billete, sólo ida, para adentro, que es donde se está mejor.".

viernes, 3 de mayo de 2013

La chica de las pupilas por las que mataría.

Quizá pienses que te fallé, y tengas la necesidad de irte, de caminar cabizbaja, sin mirar atrás, y contener las lágrimas en tus ojos. Y quizá volvamos algún día a darnos una segunda oportunidad, cuando el tiempo nos haya borrado un poco los errores, y queramos rescatar todo lo bueno que algún día compartimos. Ni idea. No sé si veremos más amaneceres juntos. Ojalá. Ojalá en la vida las cosas saliesen como queremos, y no como deciden las circunstancias. 
Y, hasta entonces, que te vaya bien. Que seas feliz, estés donde estés, dentro de algún tiempo, cuando siga recordándote al mirar los trozos de ti que has dejado en todo lo mío, el color de tus ojos o de tu pelo, que impregnarán mis recuerdos. Sonreiré al mirar por la ventana, con esa nostalgia prendida en la mirada, y quizá me quede algunos minutos imaginando que vuelves una noche estrellada de verano, y que me abrazas como nunca antes se ha abrazado nadie.
Y, hasta entonces, déjate arrastrar. No mires atrás, que no se te ha caído nada que no puedas recuperar con cualquier otro, sólo unos sentimientos carcomidos por el orgullo y la pasión acelerada; sentimientos que ya recogeré yo cuando tenga fuerzas de levantarme de estas ganas de nada que han quedado. 
Escribo estas palabras mientras suena "They don´t know about us'' de One Direction, esos genios que vienen a visitarme algunas noches solitarias, cuando fantaseo con correr más rápido que los problemas, retroceder en el tiempo y abrazarte por la espalda, mientras te digo al oído que te quedes un rato más, sólo toda una vida, un para siempre, de esos que terminan cumpliéndose.
Y, hasta entonces, recuérdame de vez en cuando. 

Auxilio.

Seguiamos encasillados en ese no saber muy bien cómo lanzarnos; en ese "Joder, cómo le digo lo que siento, sin que quiera jugar conmigo". Así, como siempre nos había pasado. Mezclando noches, alcohol, insomnio y preguntas existenciales. Convirtiendo todos los besos que nunca nos dimos en bonitos poemas que terminé perdiendo por ahí, no sé, hace tiempo que no ordeno ni mi vida ni mi habitación. Y no les creas si te dicen que te olvidé, no les creas; ojalá, pero no soy tan fuerte, ni tan listo. Sigo siendo esta bonita y frágil necesidad de que me abraces. O de que me abrace alguien. O de que nos muramos todos.
Y, no hay mucho más, de nosotros, que todo esa nada. No hay mucho más que todo este esperar que no seamos demasiado tarde pero, tengo la sensación, de que la alarma no nos despertó a tiempo; de que nos quisimos ya siendo cenizas, consumidos, medio derrumbados, medio nuestros corazones partidos demasiadas veces. Acuérdate de mí cuando cierres los ojos, sólo te pido eso. Bueno, eso y que no beses demasiado fuerte los labios del hijo de puta que terminará robándonos nada todo esto.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Atenta.


Que ha pasado un tiempo desde que empecé a decir que ya te había olvidado; un tiempo desde que aprendí a mentirle al mundo, a mentirme un poco a mí. A sonreír, de una forma creíble. Pero, oye, no puedo correr más rápido que todo lo que te quise y, en cuando me detengo a coger aire, me alcanzan las ganas de rescatarte de ese, poco profundo, lago al que llamamos olvido.

No hay otra realidad que esa en la que, al final, sigo alimentándome de ojalás. Que sigo sobreviviendo a base de cerrar los ojos y pensar "Quiéreme, joder". Y, ya, ya sé que este camino no lleva a ningún sitio, ya sé que no hay salida, lo sé, lo supe nada más entrar, pero, cómo te explico, que las vistas son demasiado bonitas.

Es difícil, eso de hacer lo correcto, cuando la belleza de tu sonrisa sigue eclipsando cualquier atisbo de rebelión. No es sano, no. Pero y qué, si esta necesidad de ti es lo único que me queda en un mundo cada vez más vacío de cosas que me importen.

Al final me iré, te irás, nos iremos todos. Al final no quedará ni final, ni recuerdos del principio, ni del prólogo, ni del autor. No sé si me entiendes. Esta noche te besaré la distancia cuando nadie mire. Atenta.

Hablemos de cosas que pueden pasarnos

Y que cada vez que suena el teléfono una parte de mí espera que seas tú, y que cuando llaman a la puerta, sólo espero que estés al otro lado, y que quieras entrar a mi vida, y quedarte, y ser felices juntos. Soy un romántico, vale, es una putada, pero no puedo hacer nada, se me va de las manos intentar controlar lo que siento, y yo no tengo ganas de luchar contra lo que soy.


Pero, bueno, la verdad es que ni siquiera compartimos llamadas perdidas, y ni siquiera sabes donde vivo, así que todo se reduce a un montón de esperanzas que miro de reojo, sin saber muy bien dónde meterlas; sin saber muy bien si terminarán jodiéndome la vida. Estoy en una fase de transición, de indecisión, de no saber si romper el hielo y decirte "Oye, qué es de tu vida, de la mía, sin ti, no demasiado". No, no, no creo que rompa el hielo, soy de esos que esperan a que el hielo les rompa a ellos, por dentro, que es la forma más horrible de romperse.


Voy a resignarme a andar de puntillas, para no hacer ruido, y a espiarte desde esta puta distancia que no cree en el amor. Y, cada mañana, despertaré con legañas en los ojos y quizás en la mirada, siempre puede ser o no ser el día de cruzarnos, ojalá el destino tenga un poco de empatía, el muy hijo de puta últimamente no piensa en mí. Y, nada más, necesito fumar, es el único vicio que puedo satisfacer por el momento, si quieres, te invito a que seas el próximo.


Ah, por cierto, tu sonrisa, ¿de qué sueño la has sacado? 

Actores principales.

Y siempre me decías que era demasiada mujer para mí, que la olvidase, y ojalá el amor supiese algo de tamaños, o cantidades, ojalá nos enamorásemos de alcanzables, y no de imposibles, que es lo que era ella, la operación bikini de un año que nunca ha existido. Pero, la única verdad es que desde que la vi vive en mi cabeza sin pagar el alquiler, y no me importa, porque las vistas son geniales desde que está ella.

Sí, supongo que esto va a ser como esa película en la que el protagonista se enamora de la chica, que ignora completamente la existencia de éste. Supongo que voy a terminar desnudándola en la distancia, escribiendo nuestros nombres en los cristales llenos de vaho y dibujando corazones en el cielo, con el dedo índice, cuando pensar en ella me provoque insomnio.

Sí, supongo que enamorarme no va a servir para nada, como siempre, únicamente para crear falsas esperanzas sobre la base inestable de mis párpados, cerrados fuertemente, y es que en esa oscuridad la veo, bailando, al ritmo de todos aquellos latidos que se pierden, insatisfechos, como marchas mal metidas en la caja de cambios de la vida.

Hola, piedra, ¿tú otra vez?

Y empiezas a pensar las 24 horas del día en ella, y empiezas a necesitar hablarla; decirle algo, que sepa que existes. Y empiezas a obsesionarte con la soledad, con los días nublados, con fumar demasiado, con mirar al vacío, con dormir a su lado. Y se te escapa su nombre sin querer, joder, no quieres estar enamorado, ya sabes lo que es estarlo de alguien a quien apenas conoces. ¿Recuerdas?, aquella vez dolió mucho, y no, no quieres volver a tropezar con esa piedra, pero algo dentro de ti no lo tiene superado. Admitámoslo, a una parte (masoquista) de ti le pone cachondo cometer los mismos errores de siempre. Y, bueno, la verdad es que en el fondo estás tan solo que pecar es demasiado fácil, así que te dejas arrastrar por lo que sientes, y no está nada mal porque lo que sientes es, simplemente, una absurda felicidad que hace que te olvides de toda la mierda. Es pura droga. Pura. Droga. Y corres demasiado rápido, nunca te pones el cinturón de seguridad, sólo quieres experiencias fuertes, que te diga "Te quiero" y te sonroje. Y te vas alimentando de esperanzas, de cerrar los ojos y soñar despierto, y te ves con ella, siendo felices, y sonríes como un tonto, que es lo que eres: un tonto enamorado. Y, ahora que lo pienso, supongo que dicen que el amor es ciego porque es así como debemos enamorarnos, sin abrir los ojos, porque de hacerlo, posiblemente, veríamos la gilipollez que estamos cometiendo y no lo haríamos. Enamorarse es como saltar al vacío. Enamorarse es como matarse con estilo. Pero, qué queréis que os diga, es bonito.

Infinito.

Y cómo decirte que ya no sé seguir sonriendo sin que se me note que, en realidad, tengo ganas de llorar. Y cómo decirte que hay mucha gente, sí, pero que si cierro los ojos no hay nadie, y es esa sensación de que la soledad la llevo por dentro y nadie va a querer entrar, no sé si lo entiendes. Y que sigue dándome miedo la oscuridad de los días vacíos, esa profundidad de mirar sin ver el fondo, de sentir cosas que explotan dentro, y sólo yo, y nadie más, puede sentirlas. Se me atragantan las palabras en el pecho, y me queman la garganta. Hace tiempo que no puedo gritar; no puedo; y he de conformarme con cerrar los ojos con fuerza y respirar, hasta que todo pasa. No sé hacia dónde voy, cariño, y tampoco quiero que te pierdas conmigo. No sé si vivo, o sobrevivo. Sólo sé que estoy llenando los días de nada, de una maldita rutina que jode las esperanzas, y que cada noche me entran unas ganas de salir de toda esta mierda increíbles, pero estoy demasiado cansado para soñar. Estoy demasiado cabreado con el mundo para salir de mi habitación. Ojalá, no sé, me dijeses que todo va a salir bien, y que algún día nos tocará ser felices; aunque me mintieses, y qué, si yo lo único que quiero es sonreír sin necesitar motivos. Despertarme, bostezar, y sonreír, sólo eso, no es tan difícil, ¿verdad?