Soy tuyo.

jueves, 17 de abril de 2014

Yo no busco chicas fáciles, sino chicas que fácilmente me hagan ser feliz.



Dicen que en boca cerrada no entran moscas, que tres son multitud y que donde caben dos caben tres. Que iban dos y se cayó el del medio, que todo lo que entra sale y todo lo compartido es más divertido. Se dice que hay tres tristes tigres comiendo trigo en un trigal, una aguja en un pajar y ciento volando; y como bien dijo Herodes oídos sordos. Dicen que había tres cerditos y tres casas y que soplando, soplando desnudaron a los tres mosqueteros y los convirtieron en geishas. Dicen, también, que dos son equilibrio y que con tres la balanza se balancea, aunque no hay mal que por bien no venga porque más vale prevenir que curar. Sin embargo que más da... Si todo lo que sube baja, todo lo que empieza termina y todo lo olvidado... Algún día se recordará. Y por mucho que diga que quiera tener un nosotros, y que me traumatize por no conseguirlo, en el fondo, sé que soy feliz por el mero hecho de estar luchando a viento y marea para ser feliz con ella, porque yo no busco chicas fáciles, sino chicas que fácilmente me hagan ser feliz.

Ni la primavera quiere saber de mariposas desde que te fuiste.



Todo ha cambiado desde el día que entraste en mi vida. Más cuando te fuiste, por que quise que pusiese ese puto GAME OVER en mi partida. Estoy presente sin futuro. La vida no es más que una historia de mierda, y demasiado corta. A veces deseo el no haber nacido nunca. ¿Para qué? Es la pregunta. Las penas me hundieron en un mar, y como un gilipollas he tragado ya, demasiada agua salada. De mente frágil, que se rompe al entrar en contacto con miles de momentos duros. Llorar con disimulo; querer volver a tener lo que no es tuyo. Ganas de llorar, de llenar el vacio que tu dejaste, que yo me busqué con mis paranoias y mis pensamientos incorrectos. Te guardo en la famosa caja musical de mis recuerdos. Llena de cada uno de los momentos, de imágenes que se han muerto. Hay cosas que se pierden sin encontrar un ¿por qué?; existen obstáculos que te hacen caer; hay momentos en que quieres abandonarlo todo.

Ahora te toca a ti escuchar. Sí. Tú. Eres de esas personas que alguna vez me has echo daño. Seas amigo, conocido, familiar, o compañero. Seas novia, rollo, follamiga o cualquiera de esas cosas. Sí. Te toca leer. Te toca joderte. ¿Por qué? Porque gracias a tus menosprecios has forjado una persona que sabe lo que hace, y por lo que lucha. ¿Sabes qué? No es perfecta. ¿Y qué? Le llena el saber que es mejor que tú. Y lo peor de todo, un fuego que te quema, que por dentro te invade; porque sabes que tú has sido uno de sus aliados sin quererlo, ni firmarlo. Nadie es perfecto. No soy los que buscan la perfección. Solamente busco la armonía entre alma y corazón. ¿Que soy sentimental? ¿Y qué? Tú eres una piedra. No tienes sentimientos, y nadie te dice nada. ¿Y sabes por qué? Porque estas vació. No eres más que un trozo de carne, con ausencia de valor. No eres persona. Eres un cuerpo que no sabe con qué llenarse. Ese cuerpo que busca saciar ese vació intentando destrozar vidas ajenas. ¿Pero sabes que te digo? Que esta partida te toca perder. ¿Por qué? Porque todo lo que haces no tiene ni cabeza ni pies.

lunes, 27 de enero de 2014

De fallos aprendo, pero joder, también me hundo.



Prefiero así. Prefiero tarde y mal antes que pronto y bien. Pero me da igual, vamos no me da igual pero voy a insistir en que no me importa porque siempre se me ha dado bien no hacerlo bien. Y eso que no sé qué hacer cuando llega el frío. Ni qué hacer cuando es demasiado tarde para hacer la cama. Ni qué hacer cuando no hay nadie que te diga qué es lo que no puedes hacer.

Ayer soñé con ella y con el novio que me he inventado que tiene. Y me di cuenta de que es más feliz con otro en mis sueños que conmigo en sus realidades. Diría que me jode, pero no me jode. Y diría que no me importa, pero sí que me importa.

Porque hay veces que eliges y otras que no. Hay veces que eliges ver cómo un amigo fuma un cigarro antes de besar a una chica que ha elegido dejar de besarte a ti. Y otras veces se te estropean los auriculares y tienes que escuchar cosas que nunca hubieses querido oír. No sé tú, pero yo no necesito preguntar si me quieren para saber si me quieren de verdad. Y tampoco necesito que me dejes de llamar para saber que te has olvidado de mí.

Que me hubiese gustado que me quitaras la razón cuando pienso que todo sería mejor sin ti. Ahora tengo la razón y no te tengo a ti y podría decir que así es mejor, pero no es mejor. Y ojalá que te importase, pero es que no te importa.

lunes, 6 de enero de 2014

No quiero que vuelva, quiero que quiera volver.



Cuando eres adolescente crees haber encontrado al amor de tu vida, ese con quien aprendes a besar, aprendes a querer, a valorar, a reír, a llorar, aprendes a amar, aprendes tantas cosas, pero lo malo es cuando tienes que aprender a olvidar… Todo iba bien y de pronto por una u otra razón tu corazón esta en pedazos, tienes dieciséis y ya conoces el dolor, la decepción, la desilusión. Lo que creíste que iba a ser la mejor etapa de tu vida se convierte en un tormento, a esa persona que amaste, ahora crees odiarla. ¿Qué ha pasado? Las mariposas se volvieron dolor de estómago, las sonrisas se vuelven lágrimas y los mensajes de buenas noches se convierten en insomnio. No estás sola, pero no ves a nadie contigo, a la única persona que quieres ahí, se ha ido, ya no esta y no va a volver, te aferras a el y estas tan cegada que no te das cuenta que de nada va a servir… Pasan los días, los meses, y ahora ya eres capaz de fingir una sonrisa, de hacer como si nada pasara, pero sabes que en cuanto estés sola los recuerdos van a bombardearte y vas a terminar sin fuerzas, llorando en tu cama abrazada a la almohada contemplando la primera coversación juntos, el primer ''te quiero.'' Maldices haberlo conocido, maldices cada momento juntos, cada sentimiento, cada mirada y cada mínima cosa que forma parte de su historia, los maldices pero sabes que en el fondo nunca vas a dejar de amar cada pequeño detalle. Es una guerra entre tu mente y tu corazón, un día lo odias, un día lo extrañas y al otro lo amas, parece ser un ciclo sin fin ¿no? ¿Y qué ha sido de él? ¿Cómo estará? ¿Con quien estará? ¿Te habrá olvidado ya? ¿Será feliz? ¿Te recordara cada segundo como tu lo has echo desde aquel día que se fue? Una y mil preguntas rondan por tu cabeza a cada momento, preguntas que no puedes responder, ni siquiera eres capaz de hablarle por que sabes que cualquier mínimo contacto te hará caer de nuevo. Pasa un año su recuerdo sigue ahí, contigo, tus amigos saben tu dolor, tu sabes tu dolor y te niegas a seguir adelante, “yo lo voy a esperar, algún día va a volver” te repites una y otra vez, te lo has repetido por tanto tiempo que ya te resulta difícil creerlo, pero algo adentro de ti te pide no darte por vencida. Se han ido muchas oportunidades, muchos chicos guapos que te ofrecen todas las cosas que cualquier chica de tu edad se moriría por tener, pero ellos no son él, nadie es él. ¿Cómo harás para seguir adelante si en cada oportunidad que tienes buscas algo de él? Te niegas a escribir una nueva historia por esperar un continuara que tal vez nunca llegue. Pasa el tiempo y has crecido, has querido de nuevo pero sabes que nunca vas a amar a alguien como lo amaste a él, has logrado ser feliz pero cada fecha importante te recuerda a él, te preguntas cómo hubiera sido si siguiérais juntos, cuántos aniversarios habríais cumplido, cada detalle sigue en tu mente. No lo has olvidado, simplemente has aprendido a vivir sin él… Pero un día, un día normal mientras caminas miras al frente y ahí está, después de tanto tiempo, los dos habéis crecido pero lo reconocerías hasta a dos kilómetros de distancia, esos caminados son inconfundibles, una revolución comienza dentro de ti, él se gira, cruzáis miradas, y te das cuenta que ninguno de tus esfuerzos por todo ese tiempo, ninguno ha válido la pena, porque estas temblando como la primera vez, toda su historia se resume en imágenes que pasan rápidamente por tu cabeza, y es ahí cuando sabes que nunca vas a poder olvidarlo.

sábado, 4 de enero de 2014

Aborrezco esa parte de mi que es más tuya que mía, pero que a la vez es la parte más bonita que tengo.


- Lo he pensado, y lo cierto es que te quiero.

- ¿Qué?

- Que te quiero.

- ¿Y qué se supone que he de contestarte?

- Dime: ''Yo también te quiero''.

- ¿Y qué te parece si no lo hago?

- Qué pasa, ¿es que lo que he dicho no significa nada para ti?

- Lo siento, sé que es Noche Vieja y se que te sientes solo, pero no puedes presentarte aquí y decirme que me quieres y esperar que se resuelva todo. Las cosas no son así en la vida.

- ¿Cómo son entonces?

- ¡No lo se! Pero estoy segura de que así no.

- Déjame probar así: Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora en pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma en la frente cuando me miras como si estuviese loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a ti y quiero que seas tú la última persona con la que hable después de dormirme por las noches. Y todo esto no es porque esté solo o porque sea Noche Vieja, he venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece cuanto antes.

- ¿Te das cuenta...? ¡Eso es muy propio de ti! Joder, me dices todas esas cosas y haces que me resulte imposible odiarte. Yo te odio, te odio con todo mi corazón...

martes, 24 de diciembre de 2013

25D.

Un año, un jodido año y no sé por dónde empezar, si por lo mucho que nos queríamos o por lo mucho que la cagué. Un jodido año del ' que te quiero, te quiero de verdad de la buena.' Podría haber sido un año entero compartiendo momentos, broncas, madrugadas juntos, besos, abrazos, sonrisas, malos momentos y buenos, como todo el mundo tiene, pero bueno, ya sabes que no todo sale como uno quiere y que siempre hay un gilipollas de turno que lo jode todo. Pero quería que supieras que no me olvido de esta fecha, ni de ti, ni de los recuerdos ni de nada de lo que hemos vivido juntos, sí, de nuestras cosas, de nuestras tonterías, de nuestras canciones, de cosas que sólo tú y yo entendemos, nosotros. Joder, qué bien sigue sonando esa palabra. Sé que no es una noche fácil para ti, que no sabes lo que daría por darte un abrazo y decirte 'eh mongola, no te preocupes, que no han podido con nosotros.' Y créeme que para mí esta noche no es fácil, nada fácil, es la típica noche de deprimirte, ponerte todas las canciones tristes del mundo y llorar y llorar, y es que a veces viene tan bien llorar...  Lo siento de verdad, por todo, por todo el daño que te hice pero también de nada por todos los momentos que te he dado y todo el apoyo y sonrisas que te he sacado. Sé que no me olvidas, y yo a ti tampoco, y sé que en este día siempre te vas a acordar de mí, porque es nuestro día y eso no nos lo quita nadie, y que te quede bien claro. Que nuestras canciones tampoco, y que no olvides que soy el que mejor te conoce, ya sabes que eres mi alma gemela, mi mongola, mi luna reprimida, la chica de mi vida, la que me debe un viaje a Australia y una cena con gambas... No quiero que me olvides, ¿vale? pero sí que me recuerdes sin que te duela porque no quiero causar más daño del que te he hecho, y es que te quiero, te sigo queriendo, aunque pienses que soy un hijo de puta, y sé que tú a mí también, y que una parte de ti sigue queriendo que esto sólo sea una pesadilla y volvamos a ser los mismos de antes que nos queríamos como nadie. Quién iba a saber mejor que yo que tu número favorito es el 28, que combinas los números con colores, que te encanta el amarillo y el turquesa, que pones corazones amarillos como identificación tuya, que tu peli de Disney favorita es 'La Sirenita', que tu película de amor favorita es 'El Diario de Noah', que te encantaría llamar a tu hija así, que no e gusta la Coca Cola pero si el Nestea, que no puedes dormir sin antes tomarte un buen Nesquik, que odias a la gente que no lo escribe bien, que odias decir ''te quiero'' pero que si de verdad quieres no te cansas de repetírselo a esa persona, que te encantaría viajar a Australia y a Alemania, que una de tus canciones favoritas es I wouldn't mind de He is we, que darías lo que fuera por poder ves a Chris Brown en directo, que escuchas a Ambkor, Fase y Xenon desde que te lo recomendé yo, y más cosas que sólo tú y yo sabemos. Que si hace falta deprimirte hoy hazlo, te lo permito, que igual que tú hoy no puedes ser fuerte, yo tampoco, si hace falta ponte 'They don't know about us', pero sólo hoy por ser nuestro día, eh. Sólo te pido que espero que me leas, y que igual que lo nuestro fue tu mejor regalo de Navidad del año pasado, te prometo que este año tendrás un regalo, que quiero volver a alegrarte la Navidad y que espero poder conseguirlo, te lo prometo, feliz Navidad mongola, y feliz 25 de Diciembre, un año, un jodido año de ese 'te quiero de verdad de la buena', y lo peor de todo, es que sería un año siendo la puta envidia de todos. Te quiero.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Bocas de metro son las únicas que beso.

Grabé mi voz diciendo: ''ya no puedo más'' en un cassette y lo introduje en un walkman antiguo. Era un día gris, la habitación estaba a oscuras, entraba algo de luz por debajo de la puerta y las rendijas de las persiana. Me tumbé en la cama, me puse los cascos a todo volumen y le dí al play. Esa frase se repetía en mi cabeza. Al principio cerré los ojos y pensé en todos los fallos cometidos, palabras que hicieron daño y no justicia, besos de hijas de puta, palmaditas en la espalda, ''ya te lo dije'', el pasado agonizando y mientras mi voz decía: ''Ya no puedo más, ya no puedo más, ya no puedo más.'' Las lágrimas recorrían mi cara como si fuesen a cambiar algo. Me levanté de la cama y empecé a golpear la pared, era consciente de que así sólo me hacía daño a mí pero no había nadie que me parase, así que ahí seguía, peleándome con la pared. Gritaba. No sé cómo había podido llegar a este punto. Ella me había vuelto loco pero no tanto. Cerraba los ojos y veía esa frase. Veía decepciones. Veía la palabra culpabilidad en todas las paredes. Escrita mil veces. Las ojeras ya iban hasta a reventarme. Ya no puedo más, ya no puedo más, ya no puedo más. Llegué a escucharlo una y otra vez, sin parar. Y todo el pasado seguía reviviéndose en mi cabeza. La palabra culpabilidad se iba evaporando y empezaba a escribirse letra a letra la palabra cobardía. Por no plantar cara a mis contratiempos estaba así. Mi vida era una continua huida, y ahora tenía la cobardía de decir ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más'', ''ya no puedo más.'' Me arañé la cara. Sangraba. Me miraba al espejo y me daba asco, me odiaba. Como siempre, lo solucioné con un puñetazo en el cristal, qué iluso, como si éso fuese a mejorar algo o a cambiar este desastre.